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  • Diálogo 1

Odio premeditado


El 6 de julio de 2011 en la estación Iztapalapa de la Línea 8 del metro de la Ciudad de México, cerca de la 1 de la tarde, una mujer entraba a la estación acompañada de otra. Charlaban de manera normal; quizá del día, quizá de lo que iban a comer al rato; quizá de su trabajo, pues una de las mujeres era enfermera, había salido de su turno y quería descansar.


Luego de unas pocas palabras, una de ellas recibe una llamada, tal vez solo la simulaba, estaba incómoda por la situación en la que estaba, en la que ella misma se había metido. Intentó evadir el momento mientras el tren se acercaba a la estación.


Bastó un segundo para que una de ellas decidiera por su cuenta arrebatar una vida, la vida de la mujer que la acompañaba, no había más razón, solo intención, premeditación tal vez. Ambas mujeres forcejearon mientras el tren se acercaba cada vez más.


Cayeron a las vías juntas, la asesina quizá pensando que no importaba que ella también muriera, había decidido matarla y no había forma de regresar después de cruzar la línea delgada entre la vida y la muerte.


Ninguna murió, el conductor del metro al percatarse del intento de homicidio, en una milésima de segundo detuvo la maquina. La víctima logró liberarse de la asesina que aún la sujetaba sobre las vías, esperando que la muerte se las llevara, o al menos se la llevara a ella. Había fallado en su asesinato, solo quedaba esperar a lo que siguiera, a que la sacaran de allí y la escucharan, quizá por su mente pasó la idea de que al enterar a las personas sobre las razones que la aislaron a tomar esa decisión, la entenderían.


Lo único que se supo con el tiempo fue que todo había pasado porque una de las mujeres había iniciado una relación sentimental con la expareja de la otra.


A veces los celos pueden ser un detonante de lo más bajo de las personas, nos han educado de una forma en que debemos respetar la vida, y que el asesinar es el mayor de los pecados.


Tomas dos vidas al matar, la de la víctima y la tuya, porque después de hacerlo no se puede ser el mismo, solo la muerte puede compararse contigo, pero a la muerte le molesta que hagan su trabajo.


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