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  • Diálogo 2

La magia es pasar por este mundo sin ser tocado


El 30 de mayo de 2016, Nathaly Rikeros de 17 años de nacionalidad Venezolana se encontraba en Lima la capital de Perú. Estaba allí como misionera del movimiento religioso Hare Krishna en el templo de la calle Jr Huancayo. Pasaba por una depresión a causa de una decepción amorosa, una de tantas que podría haber vivido en su vida. Siempre se cree que los dolores a causa del amor o desamor son insoportables, los más difíciles de sobrellevar, siempre se sienten como la primera vez.


Cerca de las 5:00 de la tarde, Nathaly desapareció de la vista de sus conocidos. Todos se preguntaban en dónde podría estar, ella no conocía la ciudad; se habían registrado en el país el 12 de mayo y sólo habían permanecido en el templo Hare escuchando algunas charlas.


A las 5:30PM se enteraron, gracias a las noticias y a las redes sociales que Nathaly estaba en el piso 20 del hotel Sheraton, uno de los más prestigiosos y costosos de la ciudad y que quedaba a 10 minutos del templo. Estaba en la azotea balanceándose entre el vacío y la seguridad, inquieta al borde del edificio mientras todos hasta los empleados del hotel se preguntaban cómo había llegado allí sin que nadie se hubiese percatado; cómo había logrado burlar la seguridad del complejo hotelero y pasar al área dónde pendía entre la vida y la muerte, una zona restringida. Decenas de preguntas que hasta la fecha no se han podido responder, quizá porque alguien saldría como el culpable de un acto desesperado.


Nathaly decía algo, nadie podía escucharla estando tan alto y porque no había alguien cerca; eso era lo que parecía, sin embargo alguien estaba con ella, alguien que la escuchaba y esperaba. Quizá ese ser que estaba a espaldas de Nathaly no era más que la muerte misma que estaba expectante, detenida entre el albedrío y la locura. Meditaba si era su momento, meditaba las razones, meditaba sobre el después. No obstante no hubo quién la escuchara, solo habían miles de ojos observándola, algunos entre su morbo indeciso quizá gritando en silencio que se lanzara y otros orando a sus dioses para que no lo hiciera.


Se vio a Nathaly mirar a su espalda y cuestionarse o decidirse. Saltó. Medio segundo tardó para que todos los ojos miraran a otro lado mientras su cuerpo se estrellaba con la azotea del edificio más bajo del hotel. Murió al instante. Solo entre el vacío y los respiros fuertes de los transeúntes quedó el eco de su ser golpeando una superficie dura.


La magia es pasar por este mundo sin ser tocado - Gurudeva Atulananda, esto fue lo último que Nathaly Rikeros público en su cuenta de Facebook, quizá era su despedida clandestina, un mensaje encriptado en su cabeza que solo ella hubiese podido descifrar. Lo cierto es que no lo pudo lograr, ella se dejó tocar y destruir por este mundo. Quizá la muerte fue para ella la mejor salida, el mejor de los escapes al dolor y la muerte como su sombra, siguió cada uno de sus pasos, no para convencerla, solo estuvo allí; fue al menos un alivio pasajero que en sus últimos minutos la muerte la acompañó y no la dejó sola.


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